EL FORTÍN, UN SÍMBOLO TRENQUELAUQUENSE DESDE HACE 52 AÑOS: OBRA DE JOSÉ PEPE MAYO

Desde hace más de medio siglo, uno de los puntos icónicos de la ciudad está ubicado en el extremo del Parque Municipal Conrado Villegas, sobre la calle Scalese, y lo constituye una réplica conmemorativa de aquellos fortines, centrales dentro del diseño con el que el gobierno nacional decidió enfrentar a las tribus indígenas que habitaban esos territorios. En varios casos, esos enclaves militares generaron luego ciudades, como las de Trenque Lauquen, Guaminí, y Carhué, entre otras.

Ocurrió a partir de 1875 siendo presidente Nicolás Avellaneda y la estrategia le fue encomendada al entonces ministro de Guerra y Marina Adolfo Alsina, que dispuso una línea de más de medio centenar de fuertes y fortines entre Bahía Blanca e Italó, en Santa Fé, y como protección y para dificultar el paso de los malones y sus arreos, se cavó una profunda y extensa fosa, reconocida históricamente como la Zanja de Alsina.

José “Pepe” Mayo

José Francisco “Pepe” Mayo, el mayor investigador de la historia fundacional de la ciudad se empeñó en que se debía contar a modo de homenaje con una alegoría de esas construcciones erigidas en medio de la soledad de la pampa.

El primer intento en 1947 fracasó. El lugar elegido fue la isleta dentro de la laguna, la más próxima a la calle Presidente Uriburu, pero no alcanzó a ser terminado. El Parque, que entonces estaba seco comenzó a colmarse de agua, tapando totalmente lo que se había comenzado a levantar. Previamente, Mayo, con dos trabajadores municipales, habían plantado un poste del cuál sujetaron una soga y dando vueltas en derredor de aquel trazaron el diámetro del malogrado primer fortín.

EL ÚLTIMO INTENTO
Pero don Pepe no declinó en su tozudez, aunque tuvieron que pasar una docena de años para que el proyecto cobrara vida nuevamente. Mayo lo convenció al entonces intendente Tito Vignau, y este, a su vez, le encomendó la tarea a Andrés Villaro, que durante 23 años se desempeñó como Inspector General de la comuna.

Como particularidad, este funcionario ejerció también el quehacer de ordenar los desfiles durante las fechas patrias, ubicando las delegaciones escolares y guiándolas en su posterior marcha por el boulevard Villegas. Por la energía que ponía en ese cometido y su blanco cabello, se ganó el mote popular de “General Canita”, que él tomaba con humor.

Villaro eligió a tres empleados municipales – Carlos Araujo, Oscar Colin y Ángel Mario Villarreal – y optó, después de observar otras posibles ubicaciones, por el sector que da a la calle San Martín, y lo que en la actualidad es la calle Scalese, que aún no había sido abierta. Esa amplia porción de tierra hoy se halla parquizada, pero entonces era un inmenso yuyal, que hubo que desbrozar primero para poder iniciar las labores.

Después Mayo desplegó la copia de un plano que había obtenido en el Archivo General del Ejército, donde se conservan los originales de aquellos ranchos con mangrullo, es decir, los históricos fortines que florecieron como avanzada en el desierto, y en septiembre del 1959 las palas de punta comenzaron a buscar las profundidades de la tierra para cavar la zanja perimetral.

Esta se bosquejó con fidelidad al plano, casi un trazo de lo que fue la Zanja de Alsina. Un ancho de unos 3 metros, y 2,50 de hondonada, pero en forma de cono, o sea, que, en el fondo, tendría menos de un metro. Toda la tierra que se sacaba de allí se iba amontonando en un montículo en el centro, arriba del cuál después se construyó el rancho. Lo mismo se hizo con el surco del interior, más chico. El esfuerzo fue enorme, ya que no se emplearon maquinarias, y todo se realizó “a pura pala” por Araujo, Colin y Villarreal.

RANCHO Y MANGRULLO

Pero a la tarea artesanal le quedaba otro capítulo, el de levantar el rancho y el mangrullo. Para el primero, se utilizó una mezcla de barro, pasto puna y alambre, y para el último, se emplearon palos de acacia traídos desde El Mate, que se inmovilizaron con alambre, a diferencia de los originales que se sujetaban con cuero. Tal vez, por eso, Pepe Mayo se permitía una humorada cuando comentaba la construcción del fortín comparándolo con los auténticos: “Este es cinco estrellas al lado de aquellos”.

Hubo otro detalle para confirmar sus palabras: los costados del terraplén fueron cubiertos con panes de gramilla. En marzo de 1969 la obra estaba concluida, y el 13 de abril de ese año, cuando Trenque Lauquen celebraba sus 93 años de existencia, la réplica quedó inaugurada.

Las investigaciones del incansable Mayo, empecinado recuperador del pasado, no se detuvieron, y de ellas, surgió posteriormente que la fundación de la ciudad había sido un día antes, y por eso, las celebraciones actuales, han retrocedido al 12, aunque desde hace un par de años la fecha es recordada sin los habituales festejos por los recaudos a los que la pandemia de coronavirus obligó.

Vista aérea de uno de los fortines, tomada en 1951

En 1951, el historiador trenquelauquense, desde un avión piloteado por Roberto “Godo” Toniolo, sobrevoló lo que fue esa línea de fortines, tomando fotografías desde el aire de lo que quedaba de algunos de ellos y de la Zanja de Alsina, cuyos originales posteriormente donó al Archivo General de la Nación, pero de los que se conservan copias en nuestro Museo Histórico Regional.

También, según su pesquisa por el ayer, frente al gran monte de “El Mate”, se hallaba el fortín “Regimiento 3 de Caballería”, que protegió a la ciudad en su tramo inicial, con una dotación de 10 soldados y un cañón del 4. Como una ofrenda a él, allí en el Parque Municipal se levanta esta construcción que lo asemeja. A metros, se trazó una calle interna, por donde transcurre el Paseo Agrícola, la cual lleva el nombre de José Francisco Mayo, en reconocimiento a quien propulsó y concretó la idea de levantar la reproducción del fortín.

OTROS APORTES

De profesión farmacéutico y óptico, don Pepe, más allá de su fascinación por nuestro pasado y su irremplazable indagación sobre el mismo, logró que el edificio de la Comandancia, sito en el área de la Dirección de Cultura, sea declarado Monumento Histórico Nacional, y que los restos del fundador de la ciudad, el general Conrado Villegas y de su esposa Carmen Granada fueran trasladados a Trenque Lauquen para reposar en el atrio de la iglesia Nuestra Señora de los Dolores.

Historia y progreso. El fortín, y detrás un edificio de altura

Sumó también valiosos aportes a la comunidad, a través de otras iniciativas, entre ellas, la de haber sido el gestor junto al artista plástico Héctor “Coco” Rodríguez Fedele del primer encuentro nacional de muralistas en 1968, más un relevante estudio sobre el paso por la ciudad, como docente, del poeta Pedro Palacios “Almafuerte”. Mayo murió el 5 de septiembre de 1998, a los 83 años. Cuatro años antes, el Concejo Deliberante lo había consagrado Ciudadano Ilustre.