LA HISTORIA DEL INTERNO DE LA CÁRCEL DE TRENQUE LAUQUEN QUE ENSEÑA RUGBY INCLUSIVO A PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Se trata de Juan Ballester. Tiene 31 años y está próximo a cumplir su condena. Aprendió a jugar al rugby en el penal al integrar el equipo “Los Bravos” y quedó impactado cuando enfrentó a “Los Pumpas XV” en noviembre pasado. Ahora estudia educación especial

Con el objetivo de ayudar y de avanzar en el proceso de reinserción social un privado de libertad de la cárcel de Trenque Lauquen comenzó, autorizado por el juez, a dar clases de rugby para niños y jóvenes con discapacidad en el Club FBC Argentino de la misma localidad.

Cada sábado Juan Ballester sale desde el penal de Las Tunas para sumarse al cuerpo técnico que enseña rugby a 15 jugadores de entre 8 y 21 años, con síndrome de down, retraso madurativo o hipoacusia.

A través de la Oficina de Personas con Discapacidad del municipio local, los entrenadores voluntarios del equipo de la penitenciaría local “Los Bravos de Pincén”, Santiago Maffía, Santiago Almasqué, Francisco Barrere y Javier Pizzichini, lograron poner en marcha esta iniciativa junto al entrenador Marcos del Pino, al penitenciario Santiago Carini y a los colaboradores Carlos Grandes, Fernando Vidal e integrantes de las divisiones juveniles del Club Argentino. A su vez, gestionaron ante el juez de Ejecución Penal local la autorización para que Juan Ballester, próximo a recuperar la libertad, pudiera sumarse.

Juan, quien terminó la secundaria dentro del penal, tras recibir la visita del seleccionado de rugby inclusivo “Los Pumpas XV” descubrió su vocación. Motivado por el director de la escuela, Nelson Álvarez, y con el acompañamiento de la jefatura de Unidad, a cargo de Mario Clementi, y de su equipo de rugby intracarcelario, decidió comenzar a estudiar Educación Especial.

“Siempre me gustó ayudar a la gente, pero nunca se me había cruzado hacer esto hasta que conocí a los ‘Pumpas XV’. Ese partido, en noviembre del año pasado, me cambió la vida. Me quedó la imagen de lo que contagiaban los profesores, cómo ayudaban y cómo acompañaban a los jugadores. Hoy, lo que más me fascina es estar con los chicos. En este nuevo camino trato de alejarme de las cosas que me hacían mal. Creo que la educación es una herramienta que te abre la mente, que te hace ver que existen otras salidas”, contó Juan.

Juan tiene 31 años y es parte de una familia compuesta por nueve hijos. Nació en Casbas, una localidad bonaerense perteneciente al partido de Guaminí, pero creció en Santa Fe. En el legajo del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) evidencia una conducta ejemplar. Además, en la semana, trabaja en la fábrica de pelotas “El Pase”, la primera cooperativa de trabajo conformada por personas privadas de libertad.

Ballester comenzó a practicar rugby dentro de la Unidad 20 y hoy es un jugador indiscutido en el plantel de “Los Bravos”. Su entrenador, y ahora colega, Santiago Maffía, recordó: “Al principio, Juan era un tipo sumiso. De repente, comenzó a enfrentarme sin razón y yo le decía que estaba equivocado. Con el tiempo, lo reconoció y se convirtió en una persona que siempre está. Un chico sano, ordenado, educado y servicial”.