LA CIENCIA CONFIRMA QUE LA BANDERA DE BELGRANO ERA BLANCA Y AZUL ÍNDIGO

La enarboló el Ejército del Alto Perú y se izó como primer pabellón patrio el 27 de febrero de 1812 a orillas del Río Paraná. Expertos del Centro de Química Inorgánica (Cequinor) y del Conicet confirmaron los colores

Tres franjas horizontales: dos blancas en los extremos y una central de color azul índigo. Así fue la conocida como Bandera de Macha, una de las dos que enarboló el Ejército Auxiliar del Alto Perú, al mando de Manuel Belgrano, que el general mantuvo ocultas a sus enemigos tras las derrotas en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, en 1813.

No pocos historiadores aseguran que la Bandera de Macha -localidad de Bolivia donde se estableció el cuartel general de nuestro ejército tras la batalla de Vilcapugio- es “la original”, aquella que Belgrano ordenó izar como primer pabellón patrio el 27 de febrero de 1812 a orillas del Río Paraná.

Hay un antecedente cercano que no debe provocar confusión. En 2017, el mismo equipo de expertos del Centro de Química Inorgánica (Cequinor) del Conicet La Plata-UNLP, estableció junto con colegas de Brasil que la bandera ordenada en 1814 por Bernabé Aráoz, primer gobernador intendente de Tucumán, era “blanca y azul de ultramar”.

Ahora, la doctora en Química e investigadora adjunta del Conicet, Lorena Picone; la investigadora principal del Conicet y vicedirectora del Cequinor, Rosana Romano, y el investigador superior del Conicet, director del Cequinor y coordinador del trabajo, Carlos Della Védova, analizaron la composición química del pabellón patrio que se conserva en Macha, Bolivia, y determinaron el origen del colorante usado.

Los resultados de los estudios espectroscópicos y químicos dicen que la bandera que se conserva hasta hoy en la Casa de la Libertad de la ciudad boliviana de Sucre, junto a los restos de Juana Azurduy, tenía dos franjas horizontales blancas y una central de color azul índigo.

Explican los investigadores platenses -cuyo desarrollo fue publicado por la revista científica internacional ACS Omega- que el trabajo encuadra en la rama de estudio denominada “espectrohistoria”, que ayuda a desentrañar, nada más y nada menos, controversias de carácter histórico en base al rigor científico.

Después de los triunfos del Ejército del Norte en Tucumán y Salta, el gobierno de Buenos Aires instó a Belgrano a continuar con la campaña en el Alto Perú. Ya enfermo de paludismo, con dificultades para abastecer el ejército a su mando -repleto de reclutas nuevos y con deficiente artillería- acató no obstante la orden. Tras las derrotas en Vilcapugio y Ayohuma, Belgrano le pidió al coronel Cornelio Zelaya que oculte las dos banderas que portaban para evitar que caigan en manos enemigas.

Una fue guardada en una capilla del paraje Titiri, a 4.350 metros sobre el nivel del mar, cerca de Macha. En 1883 fueron halladas las dos: la de Macha y la conocida como Bandera de Ayohuma, hoy en el Museo Nacional de Buenos Aires.

Este trabajo enlaza con el estudio anterior sobre la bandera de Tucumán -la que encargó en 1814 el entonces gobernador de esa provincia- que resultó ser blanca y azul ultramar. Con esos resultados y “sabiendo que la bandera preservada más antigua estaba en Sucre”, los científicos iniciaron la empresa.

Para el análisis de las hebras obtenidas en la Bandera de Macha, los expertos recurrieron a distintas metodologías que permitieron dar la pauta de color, composición y tipo de tela.

“Uno de los problemas para determinar el colorante empleado es que la bandera no tiene su color original, como ocurre con cualquier tela antigua. Y en este caso más todavía, ya que hablamos de una que tiene más de 200 años”, apunta Romano. “Entonces tuvimos que combinar técnicas y equipamiento: desde lo más sencillo, como análisis químicos, hasta fluorescencia de rayos X y espectroscopía Raman”, detalla.

“Con estos análisis pudimos establecer que, para teñirla, se utilizó el índigo, un colorante natural. Dentro de él existe una relación de indigotina -un pigmento azul natural que produce la savia de la planta Isatis tinctoria, de la cual se lo extrajo- e indirubina, un compuesto químico que surge como subproducto del metabolismo bacteriano de la planta. Se sabe que la proporción de indigotina es mayor en los textiles coloreados europeos, que extraen su colorante de la Isatis tinctoria. ¿Qué significa esto? Que el índigo empleado proviene de la Isatis tinctoria originaria de Europa, y no de Sudamérica o de India. Todo esto lleva a afirmar que el paño con el que se confeccionó la bandera ingresó por el puerto de Buenos Aires”, resalta Della Védova, y amplía: “Además del color, validamos que es de seda. Estudiamos el diámetro de la hebra -12 micrometros, lo que se corresponde con el valor de la seda- y por el entramado observamos que se trata del tipo de tejido conocido por su confección como tafetán”.

Es de destacar que a diferencia de la bandera de Tucumán, sobre la cual los científicos del Cequinor habían hallado elementos químicos que daban cuenta “de un proceso artificial para hacer más pesada la seda, o bien de tratamientos posteriores a su confección a efectos de conservarla”, la seda del pabellón de Macha “no presenta signos de alteración y sólo tiene restos de polvo por encima de su composición original”.

“Lo que pudimos establecer es independiente de cualquier tipo de prejuicio. Fueron determinaciones científicas que precisaron la clase de planta de la que se extrajo el colorante”, rematan en el Conicet. 

INFORMACIÓN Y FOTO AGENCIA DIB